He de decir que cuando Alaitz planteó la realización de un
blog, mi predisposición a ello fue prácticamente nula. Nunca he tenido
demasiado interés en las nuevas tecnologías, y mucho menos cuando me las
imponen, cuando me obligan a tener que tener un contacto con ellas casi a
diario. Pocas fueron las indicaciones acerca de la creación y funcionamiento de
éste, lo que hacía que más nervios y mala leche tuviera. ¡Tenía que utilizar
algo que no sabía cómo se hacía y la persona que creía que debía explicármelo
no lo hacía!
Fueron pasando los días y poco a poco comencé a entender
algo acerca del blog, cómo poner una imagen, cómo subir vídeos, como poner una
plantilla…y aunque los compañeros nos ayudamos unos a otros, fue prácticamente
de forma autónoma como adquirí esa destreza ante dicho espacio virtual. A
medida que pasaban los días las exigencias acerca de cómo tenía que estar el
blog y con qué requisitos tenía que contar eran cada vez más. Pasaron igual dos
semanas desde que aprendí a subir el vídeo hasta que lo volví a hacer de nuevo,
pero debido a que lo había aprendido a hacer por mi misma no tuve ningún
problema, seguía sabiendo cómo hacerlo. Entonces, en ese momento, entendí por
qué Alaitz no nos había explicado cada paso que debíamos seguir para crear el
blog, para “ponerlo bonito”, para poner una foto…ahí comprobé que no hay nada
tan eficaz como aprender a hacer las cosas como uno mismo.
Ahora, pasados 9 semanas desde aquel primer contacto con la
asignatura de TIC, y con la creación del blog, veo este tema como algo
positivo, algo que nos ayuda en muchos ámbitos de la vida, y como un proceso de
aprendizaje que me ha ayudado a adquirir habilidades con la informática que
antes no tenía.